Por: Psicólogo Rubén Reyes Avendaño
Estos dos personajes, a quienes cito en este post, fueron seres muy interesantes, muy agraciados y con unas historias de vida marcadas por el drama y la depresión. Coincidencialmente, ambos fueron muy creativos y escribieron sus «Operas Primas» de la literatura en los años 90´s, cuando ambos tenían veintitantos años; sendas obras fueron relatos que develaron sus luchas contra la depresión y ambos fallecieron recientemente, él suicidándose y ella por cáncer.
Probablemente los artistas sean personas más sensibles y vulnerables a los trastornos mentales, tal vez se caracterizan por ser más perceptivos frente a las contradicciones y los sin sentidos de sus épocas. También creo que la metáfora de sus luchas personales amplifican las glorias y errores de nuestra civilización, a escala personal.
Elizabeth Wurtzel fue una joven neoyorkina que estudió literatura en Harvard, posteriormente estudio derecho en Yale y anecdóticamente, luchó para licenciase como abogada en en la Barra de Abogados de Nueva York. Escribió para medios de comunicación y tuvo inconvenientes para conservar esos trabajos. Se comprometió y se separó luego de un tiempo de un fotógrafo, ya al final de su vida. Muchos calificaron su escritura como narcisista y que sus grandes revelaciones acerca de sí misma no eran realmente más que exploraciones del ego de una adolescente inmadura. Falleció tristemente el 7 de enero de 2020, por metástasis en el cerebro, producido por el cáncer de mama que padecía desde 2015.
Ari Mikael Behn ( nacido Bjorshol) fue un escritor, guionista y artista plástico noruego. Alcanzó éxito literario con su serie de relatos cortos publicados en 1999 «Triste como el infierno». De 2002 a 2017 estuvo casado con la princesa Martha Luisa, hija menor del rey Harald V de Noruega, con la cual tuvo tres hijas. Se suicidó en su casa el 25 de diciembre de 2019. Durante su vida luchó contra el alcoholismo y los problemas mentales. En una entrevista en 2009 aseguró «sentirse solo y deprimido la mayor parte del tiempo».
Estos dos personajes carismáticos, llenos de ingenio literario , revelaron al mundo los pormenores de su enfermedad anímica en sus obras. Sus vidas estuvieron caracterizadas por la presencia de la adicción (que etimológicamente significa «esclavitud»), la inestabilidad emocional en sus relaciones y por una continua desadaptación a las reglas de nuestra sociedad.
Para mí, estas historias son un espejo de los puntos frágiles de mi generación, reflejan el sinsentido de unos ideales de éxito y felicidad inalcanzables aún por los más famosos y que esconden frustración, vulnerabilidad y tristeza.
La depresión es el trastorno mental que más afecta a la población del mundo. Según un reporte de la Organización Mundial de la Salud en 2012, afecta al 5% de la población latinoamericana. El 65% de las personas que lo padecen no son diagnosticadas ni tratadas. Más de 1 millón de personas al año mueren por suicidio en el mundo. La depresión es más frecuente en mujeres que en hombres y la depresión post parto afecta entre el 20 y el 40% de las mujeres en los países en desarrollo.
La buena noticia es que la depresión es un trastorno tratable. Esto quiere decir que hoy en día los profesionales de la salud mental poseemos las suficientes herramientas de diagnóstico y de tratamiento para atenderla. Para ello, quienes la padecen deben dar un paso hacia adelante y resistirse a los prejuicios sociales, caracterizados por una flagrante ignorancia acerca de los fenómenos de la salud mental.
Nuestro propósito como seres vivos es el de sobrevivir y el de seres humanos, crecer y trascender. El Buda dijo: » “Al igual que una serpiente cambia de piel, debemos arrojar nuestro pasado una y otra vez.”
“La foto de Elizabeth Wurtzel que ilustra este post se ha publicado bajo licencia Creative Commons en el Flickr del usuario “92YTribeca”
“La foto donde aparece Ari Behn en compañía de Morten Abel que ilustra este post se ha publicado bajo licencia Creative Commons en el Flickr del usuario “Geir Arne Brevik”
Fuentes:
1 comentario en «Elizabeth Wurtzel y Ari Behn escritores sumergidos en la depresión»